El cuidado de las máquinas es vital para tener resultados de calidad. Un mantenimiento frecuente permite que las máquinas funcionen adecuadamente. La maquinaria para industrias debe estar siempre en perfectas condiciones para poder desarrollar su cometido, de ahí que la lubricación industrial sea un tratamiento específico tanto para problemas a corto plazo como para alargar su vida útil.
¿Qué es la lubricación industrial?
Este proceso consiste en la aplicación de alguna sustancia a base de aceite o de grasa que hará que las piezas móviles de la maquinaria industrial (engranajes, rodamientos…) puedan moverse mejor y reducir la fricción y el desgaste. Se trata de una metodología parecida a cuando se engrasan las cadenas de una bicicleta para que funcione de forma más suave y con menos esfuerzo.
Un lubricante industrial actúa como una capa protectora o intermedia entre las piezas, haciendo que se muevan de forma mucho más eficiente y regular. De hecho, el proceso como tal se ha convertido para las empresas en una de las tareas más importantes en los departamentos de mantenimiento. El 80% de las averías se deben a fallos de lubricación, ya sea porque no se utiliza el lubricante correcto o porque las cantidades son inadecuadas, de ahí que la repercusión de esta parte de la empresa haya adquirido más popularidad.
Una lubricación industrial adecuada es capaz de asegurar incluso una mayor competitividad y seguridad a la empresa, ya que la posibilidad de que se produzcan errores o accidentes disminuye, además de contribuir también con el cuidado del planeta porque, a menos esfuerzo de la máquina, menos contaminación.
El objetivo al final es reducir la fricción entre todos los elementos que interactúan entre sí (engranajes, ejes, cadenas, matrices, tornillos, cilindros, válvulas, cables…) para evitar que se desgasten. Un simple gesto como la lubricación puede ahorrarnos muchos más problemas de los que podemos llegar a pensar. Es más, también puede hacer las veces de refrigerante, ya que evita que la máquina se recaliente y degrada la precisión de sus componentes.
La cantidad de sistemas de lubricación varía según la industria que lo necesite, adaptándose a ella y buscando la forma más simple de aplicación. Por eso existen desde pistolas de engrase manuales hasta sistemas automatizados de distribución de lubricación industrial.
Tipos de lubricante industrial
Antes hemos mencionado que la lubricación industrial funciona a través de una sustancia aceitosa o grasosa. Algunos de los lubricantes disponibles en el mercado son, por ejemplo, el aceite industrial o las grasas en formato semisólido. El tipo de lubricante que escojas dependerá de tu presupuesto y las necesidades de tus máquinas. Te contamos un poco más sobre las opciones disponibles:
Lubricantes líquidos
Pueden ser derivados del petróleo o sintéticos. Lo que cuenta a la hora de escoger un lubricante líquido es su viscosidad, es decir, la resistencia que posea durante su fluidez y deformación. Ten en cuenta siempre que, a mayor resistencia de un líquido para fluir y deformarse, más viscosidad. Otro elemento a considerar es el punto de fluidez, que define la temperatura en la que el lubricante será capaz de fluir y moverse.
Grasas industriales (lubricantes semisólidos)
Para obtener una textura más ‘densa’, se mezcla el lubricante líquido con un espesante, normalmente jabón, u otro aditivo cuyas propiedades sean las que se necesitan para obtener el resultado deseado, como adherencia o resistencia a la corrosión. Dependiendo de lo que se busque se empleará un material u otro.
La ventaja principal de la grasa industrial si la comparamos con el aceite es que es capaz de lubricar superficies de difícil acceso, ya que la viscosidad del aceite que tiene la grasa no es igual a su índice de consistencia.
Lubricantes sólidos
También llamados de película seca, este tipo de lubricantes están hechos de grafito natural o sintético o de disulfuro de molibdeno mezclado con aglutinantes que se aplican en la superficie de deslizamiento. Esta opción es especialmente popular si existe presión en la maquinaria o si las temperaturas demasiado elevadas hace que un lubricante líquido sea imposible de aplicar. Otra ventaja de los lubricantes sólidos es que se pueden mezclar con aglutinantes inorgánicos y orgánicos o añadirse en forma de polvo o granulado para conseguir revestimientos duraderos.
El proceso
La lubricación industrial se puede llevar a cavo de diversas formas, cada una de ellas pensada para una maquinaria o una situación concreta. Los sistemas principales o más importantes son:
- Engrasadores: Consiste en tener pequeños depósitos en los que almacenar el lubricante. Desde allí se dirige manualmente el aceite, que llegará a las partes en movimiento de la máquina.
- Por baño de aceite: Una caja de fundición guarda el mecanismo a lubricar sumergido parcialmente en aceite. Cuando las piezas giran, recogen el líquido de lubricación y lo transportan a otros elementos. Se suele emplear en cajas de velocidades.
- Por bomba de aceite: Este tipo consiste en un depósito en el que el aceite y el mecanismo a lubricar se ubican. El primero fluye entre los mecanismos hasta caer el fondo. Un sistema de bombeado hace que vuelva a circular, llegando de nuevo a las partes de la máquina que necesitan lubricarse.
- Por barboteo: Una cuchara gira constantemente y a cada vuelta recoge el lubricante de una bandeja para introducirlo por el aparato que necesite lubricación, similar a un molino.
- Por nube de aceite: El lubricante se pulveriza a través de un sistema que aplica el principio de Venturi a la maquinaria que lo necesite.
Hay que tener en cuenta que, sin la lubricación industrial adecuada, las máquinas no funcionará con todo su potencial, cosa que puede provocar retrasos en la producción y defectos en los productos de fábrica.
Un lubricante de calidad, ya sea grasa o aceite, ayudará a que los equipos funcionen sin problemas, incluso en entornos más complejos, y durante más tiempo, asegurando la calidad, la sostenibilidad y la fiabilidad.
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